ya no tengo piernas para esperarte
se consumieron entre el alcohol y la sangre
me quedan estos dos estropajos de brazos
para acariciarte por la noche
y darte de comer en la loza china del matrimonio muerto
no tengo ya corazón para albergar tus ritmos ni tu tiempo
se me va trémulo rodando por el abismo
ni cabeza para pensarte mientras te decides a darme la mano
la vida
no me queda más que la respiración agazapada en la esquina
y un cuerpo torcido de pena
Andrea Dam
15 de julio, 2020