domingo, 21 de mayo de 2017

el jardín inerte (poema automático de un fondo musical)

por sobre el viento dejo mis palabras rotas
y me arrojo sobre tus dedos inagotables de belleza y de dolor
me siento sobre la arena quizás más tibia alrededor tuyo desde que se creó la música 
porque nada es inevitable sino que se horada con desesperación 
entre las grietas          
                         de lo que queda de los encierros fortuitos y los premeditados
                         de lo que queda de nosotros entre la madera y el papel 
entre tus dedos gigantescos de flores por sobre mi tejado 
en cada uno de mis amaneceres sin ti y desde ti y contra ti 
una y mil veces más hasta agotar cada uno de los sinsabores que contemplé en el andar de tus distancias 
en cada defensa que construiste desde tu deseo para que no abriera ninguna ventana más hacia adentro del baobab  

ven y acompáñame 
que nada perderás sobre la arcilla 
todo devendrá como el agua que se filtra amamantando la tierra 
ven y encuentra vida a mi lado 
la excitación de la memoria 
el reto del amor al filo del balcón 
los nudos de las sábanas suicidándose entre nuestras piernas  
que ya no distinguen quiénes somos después de disolver las palabras entre alientos quedos y fatales 
déjame quieta esperándote 
déjame cada vez que vengas a verme 
y que yo ya no tenga el aliento para levantarme a buscar algo más que no sean tus dedos  
algo más que ya no sea mío y que no sea tuyo al mismo tiempo 
pero que tengas tu propia fortaleza de fuego llena de conejos y de espacios por los que pueda contemplarte cada vez que escuche melodías salir de tus oídos 
y que llegue hasta el espacio que dejan los duelos de amores inútiles
el nuestro ya no lo será hasta que terminen de cantar las montañas sobre los ríos
y tú y yo estaremos preparados para saltar desde el cielo hasta el cielo 
cielo mío 
amor que no es mío 
amor detenido en los ritmos de las notas que lo callan todo 
una y otra vez el tono de la piel erizada y el timbre del corazón que olvida respirar alrededor tuyo 

me duermo abrazada a tu voz de terciopelo y sueño que te vas de mí
quieto 
por debajo de la puerta